lunes, 28 de octubre de 2013

La alegría y la tristeza. La melancolía de extrañar. La paradoja de creer fielmente en el amor y que éste nunca haya elegido su corazón para ser amado. El silencio de la soledad, las lágrimas y el corazón en la boca. Una canción de Oasis en los oídos y los recuerdos de un amor nunca empezado. La asignatura pendiente, los sueños en la cajita de oro. El alma fría como la temperatura ambiente. La cruz que debe ser cargada, los clavos y las muñecas rotas. Los ojos del color del cielo en un día lluvioso, la boca seca y fría porque hace mucho que nadie la besa. El reloj que marca minuto a minuto un mundo que sigue pasando, que sigue girando. La vida que quiere pararlo, porque no van al mismo compás. 
La tristeza que quiere ganar, la alegría que quiere pelear. La canción de Oasis que ya no sueña más, el viento que se lleva una lágrima más. La sonrisa que no puede dibujarse, la excusa imperfecta, la canción que nunca pudo ser escrita. El sol que no puede brillar, su cuerpo que dice ya no más.
Y todo en un metro cincuenta y monedas...

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