martes, 11 de marzo de 2014

El monstruo del recuerdo

Es como una piedra en el zapato.
Es como algo que te molesta, pero no lo podés sacar, se quedó ahí. Se impregnó, se fundió. Es eso, es una piedra, que podría separarse pero ya no puede. Se hizo una con el pie.

No te deja avanzar, no te deja seguir con tu vida. ¡Qué pena que algo tan profundo y positivo como sentir amor por alguien sea tan invalidante, tan aplastante!
Cada vez que quiero empezar algo nuevo, ahí viene el recuerdo. Es un recuerdo raro porque está vivo y a la vez no existe. Es el gusto amargo que da el pensar cómo hubiera sido mi vida si él me hubiera amado como yo lo amé.

La diferencia entre esa piedra que se fundió en mi zapato y yo es que esa piedra para mi siempre lo fue todo y para esa piedra yo fui un zapato más.

¿Qué paradoja, no? El amor de tu vida es no correspondido. Creo que es una pesadilla de la que nunca me despierto. Quiero avanzar pero sólo me detengo, quiero ir hacia adelante pero mis pies sólo van hacia atrás. Tal vez por la piedra en el zapato, que insiste fundida ahí.

¿Cómo te olvidás de algo que no pasó pero todo el tiempo está en tu mente? Es el monstruo del recuerdo, el recuerdo que aplasta y no permite salir de ese círculo vicioso de recuerdos vivos y muertos también.

Te espero para coincidir en otro tiempo, en otras vidas que dicen que hay. En algún lugar, te espero.