lunes, 18 de septiembre de 2017

Tu voz. Ese sonido, ese tono que ojalá no pueda olvidar nunca.
Tu abrazo. Tu cariño, tu perfume y sentirte cerca.

A veces deseo con tanta fuerza volver a verte que siento que estás, de alguna manera, cerca mío. Mi escepticismo de inmediato me vuelve a centrar, pero ese instante cuando siento eso es mágico, inexplicable.

Hace dos años que te fuiste abuelo. ¿Y sabés qué? Acá las cosas están difíciles viejo, a veces te extraño tanto que duele como si me estuviera aplastando un elefante o algo así. Tan pesado, tan horrible es el dolor que significa saber que una de las personas más importantes de mi vida no está más, que no la voy a volver a ver.

Siempre pienso que no fui hecha para la felicidad. Después me acuerdo del día que me hiciste reír tanto contándome ese cuento, esa historia, ya ni se de qué era, sólo me acuerdo de tu voz y tu risa. Y ahí me doy cuenta de que sí, tengo esa capacidad de ser feliz y es tan lindo saber que vos sos mi recordatorio.

Me gustaría pensar que nos vamos a volver a ver, es dificil cuando me falta la fe pero algo me dice que sí, que estás cerca y que en algún lugar nos cruzaremos para seguir alentando a Boca, para reír hasta llorar. Gracias por ser todo lo que fuiste y por seguir siendo eso que vive en mí.