viernes, 4 de julio de 2014

La guerra perdida

Y de repente, ahí estaba. Había caído, me había dejado vencer por ese maldito monstruo horrible. Fue una guerra civil (porque siempre vivió adentro mío) que duró años, y había ganado muchas batallas. Y a esta la había perdido de verdad, así como cuando se pierde tan feo una guerra que tienes que volver a casa con la cabeza inclinada y sin un mísero rastro de tu dignidad.
-Entiendo, doctora, lo entiendo -decía con enojo-. La depresión es difícil para cualquiera, lo leí en muchos libros durante muchos años de esta carrera de mierda.

Y en serio, lo entiendo. Pero créanme, para una psicóloga a punto de recibirse, no es lo más lindo que un resultado de un análisis de sangre diga que tienes depresión. Perfecto, o sea, "bienvenido al campo 'psi'. Empecemos por mostrarle cómo es la Depresión. Después daremos otras demostraciones del manual de trastornos mentales como Esquizofrenia, Bipolaridad, Trastorno de Personalidad." 
Es increíble, realmente lo es. Uno cuando estudia estas carreras cree que nunca tendrá que vérselas con ningún trastorno mental. No, pero vean, aquí una psicóloga medicada con antidepresivos.

Lo más lindo del cuento es que las pastillitas no hacen el efecto deseado. Cuando un paciente te lo cuenta, lo primero que dices es: "Bien, es un paciente, hay que entenderlo, tal vez existen los efectos pero no los puede reconocer". Pero vivirlo, sentir que no hay cambios a pesar de que haces toda la mierda que te piden que hagas, es realmente reconocer que nos queda mucho pero mucho por aprender de nuestros pacientes y su padecimiento.

En fin, la sensación de haber perdido la guerra en una batalla después de tantos años de lucha es lo más angustiante de todo el asunto este de la depresión. Siempre pensé que lo ganaría, que tendría la oportunidad de vencerla. Tener una vida digna de ser vivida, el lema de las nuevas olas de la psicología. Es curioso, ¿acaso eso significa que hay vidas que no son dignas?
Prefiero sentirme bien, pero acá estoy, tengo depresión que es el extremo más opuesto al sentirse bien. Pero como leí hace un par de días, "la vida no es una fábrica de conceder deseos".

jueves, 22 de mayo de 2014

“Y el chico que nunca pensó enamorarse, lo hizo de la chica más frágil y rota del mundo, amándola con todos sus defectos, con todas sus lágrimas, con sus pensamientos. Dándole amor a sus heridas, abrazándola interminable de veces y besándola para devolverle la vida.”

sábado, 10 de mayo de 2014

That's just so typically me

Toda una vida esperando este momento.
La felicidad llega resplandeciente de alegría y delirante de amor.
Y no sabés que hacer con todo esto.
Tanto que llegas a autoboicotearte.

¿Más vale malo conocido que bueno por conocer?
¿O será que simplemente ya te acostumbraste a sufrir por amor y no sabés vivir el amor de otra manera?


martes, 11 de marzo de 2014

El monstruo del recuerdo

Es como una piedra en el zapato.
Es como algo que te molesta, pero no lo podés sacar, se quedó ahí. Se impregnó, se fundió. Es eso, es una piedra, que podría separarse pero ya no puede. Se hizo una con el pie.

No te deja avanzar, no te deja seguir con tu vida. ¡Qué pena que algo tan profundo y positivo como sentir amor por alguien sea tan invalidante, tan aplastante!
Cada vez que quiero empezar algo nuevo, ahí viene el recuerdo. Es un recuerdo raro porque está vivo y a la vez no existe. Es el gusto amargo que da el pensar cómo hubiera sido mi vida si él me hubiera amado como yo lo amé.

La diferencia entre esa piedra que se fundió en mi zapato y yo es que esa piedra para mi siempre lo fue todo y para esa piedra yo fui un zapato más.

¿Qué paradoja, no? El amor de tu vida es no correspondido. Creo que es una pesadilla de la que nunca me despierto. Quiero avanzar pero sólo me detengo, quiero ir hacia adelante pero mis pies sólo van hacia atrás. Tal vez por la piedra en el zapato, que insiste fundida ahí.

¿Cómo te olvidás de algo que no pasó pero todo el tiempo está en tu mente? Es el monstruo del recuerdo, el recuerdo que aplasta y no permite salir de ese círculo vicioso de recuerdos vivos y muertos también.

Te espero para coincidir en otro tiempo, en otras vidas que dicen que hay. En algún lugar, te espero.

sábado, 22 de febrero de 2014

Confianza

Confiar. El problema de mi vida. Ligeramente y al pasar, la gente te dice: "tenés que confiar". ¿Cómo se puede confiar cuando te fallaron una y otra vez?
La confianza es como una cajita de cristal, en la que uno guarda lo mejor de sí, lo peor de sí. Podría decirse que es la caja de cristal en la que uno se guarda para regalarse al otro. Cuando rompen esa caja, sin ningún tipo de escrúpulos, casi a propósito, es algo muy difícil de reconstruir. Está roto, en mil millones de pedazos. Los podés pegar pero probablemente nunca va a ser la misma caja que era.
Mi psicólogo suele decir que es posible volver a confiar. Yo cada vez me convenzo más de que no lo es. Vivir pensando que todo el tiempo van a lastimarte es el sendero más directo hacia la depresión. Desarmar ese camino y armar otro es algo que probablemente va a llevar mucho tiempo, y por lo tanto hay que tener paciencia. Algo que nunca tuve, no tengo y no tendré.

Mi consejo, si es que se me permite tal cosa, es cuiden su cajita de cristal. Cuídenla. No la regalen a cualquiera, no la presten, no jueguen con ella. Una vez hecha trizas nunca nada volverá a ser como antes.

Si, por cierto... Suerte con eso.

martes, 11 de febrero de 2014

Asumo el riesgo.
Te miro y planeo una vida con vos, cargada de sueños.
Y si no se cumplen, cuando despertemos con la luz del día, ya veremos lo que hacemos.