sábado, 3 de diciembre de 2016

Tengo una misión. Encontrar al amor de mi vida.


Hoy entendí por qué vine al mundo. Creo que, en realidad, siempre lo supe. Tuve algunos obstáculos en el camino que me confundieron un poco, me hicieron pensar que en realidad no era esa la razón por la cual estaba viva. Por mucho tiempo lo supe, supe que estaba destinada al amor. Cuando mis experiencias empezaron a frustrarme, cuando los "amores de mi vida" me engañaban o mentían, tuve la idea de que debería buscar otro sentido a mi vida. Y eso estuve haciendo estos dos últimos años, sin éxito alguno. No creo que haya sido tiempo malgastado en realidad, supongo que fue necesario creer que mi trabajo podía llenarme tanto como el amor, intentarlo y darme cuenta de que no, no era ese el sentido.
Me di cuenta que no puedo abandonar el sentido de mi vida por los obstáculos que se me presentaron en el camino. Hoy vuelvo a entender que vine al mundo para encontrar el amor.
Todos los días me pregunto cómo será que alguien te ame. Aunque estuve en varias relaciones "amorosas", nunca me sentí amada. ¿Cómo será sentirme amada por el hombre que amo?
Descubrir eso es, nuevamente, el sentido de mi vida aunque esta vez me lleve toda una vida encontrarlo.

Esta fue una revelación que tuve recién, en mi insomnio, a las 2 de la mañana, y estas palabras han sido espontáneamente escupidas en esta entrada de este blog que, coincidentemente o no, hacía dos años que no usaba. Esta, además de ser una revelación que desató el nudo en la garganta que tenía hace mucho tiempo, es la primera vez que no me importa cómo esté redactado un escrito.

Darle un sentido a la vida se siente muy bien.

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